Diario de un reportero
•Leyendas de pasión
•El peor infortunio
•La generación perdida
Luis Velázquez
03 de octubre de 2020
DOMINGO
Una historia de amor
Esta es la historia de un
infortunio. Historia de vida, amor y muerte. Empezó cuando unos niños se
conocieron a los 7 años de edad en el segundo año de la escuela primaria. Se
hicieron amiguitos. Caminaron juntos hasta el sexto año, tiempo cuando el
cariño se tradujo en el primer beso.
Entonces, descubrieron que
se amaban. Pero sus padres eran enemigos legendarios y míticos, ambos, por
cierto, abigeos en la región que robaban vacas para vender a los carniceros de
los mercados populares. Las robaban en las tardes y entregaban en la noche a
los tablajeros y en la madrugada las mataban para venderse como carne fresca y
en bistecs en el changarro.
Por eso, y dado el encono y
el rencor de los padres prohibieron la relación amorosa de los chicos
adolescentes.
Y simple y llanamente, las
partes migraron del pueblo. El padre de ella se fue con la familia a Oaxaca, y
el padre de él a Baja California. De un extremo a otro de la nación, creyendo
que así aquel amor de niños tendría fin, como si la distancia geográfica fuera
suficiente para acallar las pasiones del corazón.
LUNES
68 años después se encontraron
En Oaxaca y Baja California
los chicos terminaron estudios sin jamás saber sus destinos. Y como destino
humano, casaron con otras parejas y tuvieron hijos y enviudaron.
Y cuando sus padres habían
muerto y cuando, incluso, ellos mismos eran viudos, descubrieron la frescura
del primer amor, aquel que suele florecer en la infancia, y cada uno rastreó
sus pistas y se encontraron, primero, por el correo electrónico, y segundo, en
persona, en el pueblo de sus orígenes.
Era el tiempo del
coronavirus y ambos tenían 75 años de edad, incluso, con hijos ya casados y
nietos, y decidieron caminar juntos.
Hicieron planes. Por aquí
terminara la pandemia, casarse, y claro, con el permiso de los hijos y los
nietos.
Y en el pueblo compraron
una casita y la empezaron a amueblar. Una casita en las goteras de la ciudad,
de dos recámaras. Una para ellos, y otra, para los hijos cuando estuvieran de
visita.
Caminaban los planes. Ella,
viajaba a Oaxaca para terminar de “quemar sus naves” y él a BC, con el mismo
objetivo.
Por ejemplo, vender sus
casas para integrar un patrimonio con que iniciar la nueva vida.
MARTES
El peor infortunio
En Oaxaca ella fue
contagiada del COVID. Pensó que era leve y siguió la vida diaria. Pero los
achaques aumentaron y nada la pudo salvar. Murió. Murió el lunes anterior, a
las diez de la noche, en su casa, apenas asistida por la antigua trabajadora
doméstica, nana que fue de sus hijos.
Así terminó aquel romance
del par de niños de la escuela primaria. Se llamaba Ruth. Era alta y delgada.
Los ojos grandes se volvían más grandes en la cara afilada y los labios
delgaditos y chicos. El cabello le resbalaba en el pecho y en la espalda y
estaba bien cuidado. Era de una sonrisa fácil que iluminaba los días y las
noches.
La cremaron y los hijos
decidieron entregar las cenizas a Jesús, su pareja de la tierra prometida.
El amor en el tiempo del COVID.
El peor infortunio de la
vida. La vida puesta a prueba pues solo quizá los corazones firmes resistirían
embate descomunal. Y más, como en el caso, cuando uno y otro estaban por
recuperar los años idos, tiempo cuando el amor se vuelve reposado, sin
sobresaltos, premuras ni urgencias.
MIÉRCOLES
Los años sombríos de Veracruz
Era el año 1945 cuando Ruth
y Jesús nacieron en el pueblo. Todavía la vida olía a tiros y balazos con los
últimos sicarios de la banda del cacique Manuel Parra conocida como “La mano
negra”.
En los camposantos, los
cadáveres de unos cuarenta mil ejidatarios, incluidos diecisiete líderes
agrarios asesinados luchando contra los latifundistas.
El cacique pagaba de la
siguiente manera a los pistoleros: un día a la semana, el día completo, las 24
horas, podían robar, asaltar, secuestrar, desaparecer y asesinar a personas y
el resultado del atraco era para ellos.
Robaban las casas de las
personas, dinero y joyas. Se llevaban las yuntas de bueyes. Robaban camionetas
y automóviles. Saqueaban bancos. Asaltaban en carretera y despojaban de todo.
Y, bueno, aquella vida tan
fácil también alcanzó a los padres de Ruth y Jesús, ambos campesinos,
campesinos desempleados que en vez de partir a Estados Unidos como migrantes
sin papeles, se metieron con los residuos de Manuel Parra.
Aquella forma de vida fácil
trascendió en las familias. Conjurada “La mano negra”, los padres se volvieron
abigeos. Pero al mismo tiempo, sus caminos se empalmaron y a partir de la
competencia en sus vidas germinó el rencor, el odio y la venganza.
JUEVES
La generación perdida
El tiempo de Ruth y Jesús
fue una generación perdida. Por ejemplo, el destino de algunos de ellos:
Pedro y su esposa terminaron
divorciados y vueltos a casar y con los hijos en la desintegración familiar.
El joven Simón quedó viudo
y como era galán, bien parecido, que gustaba a las mujeres, se volvió una
fichita y pasó la vida de mujer en mujer.
Santiago nunca se casó y
migró del pueblo al centro de la república y en Guanajuato, primero, se volvió
cristero, y luego, evangelista y andaba de pueblo en pueblo predicando el
paraíso terrenal, sin juntarse con una mujer para tener hijos “porque el mundo,
decía, pronto se acabará”.
Juan se volvió piloto
aviador y de pronto se puso al servicio de un cartel de la droga en Sinaloa
hasta perder la vida en una balacera, el avión cargado de droga.
Felipe migró del pueblo,
parece que a Quintana Roo, y nunca más se conoció su destino. Algunos contaban
que se volvió comerciante y rico y dejó a la esposa para irse con la secretaria
y la secretaria lo dejó en la ruina.
Mateo casó tres veces, regó
hijos por todos lados, se volvió pistolero y perdió la vida en un fuego cruzado
con otros malandros.
El destino de Ruth y Jesús
estaba trazado. Era la generación perdida. Ella murió del coronavirus y él
quedó más desolado que nunca. El infortunio, el peor mal escapado de la caja de
Pandora.
VIERNES
El amor infantil
La historia de Ruth y Jesús
es una leyenda de amor y pasión.
Primero, el amor más puro
nacido en la infancia.
Segundo, un amor que
sobrevivió 68 años a los rencores y odios familiares, pero también, a la
distancia y la lejanía, y más, porque en seis décadas, casi siete, nunca
cruzaron una palabra, una línea, un telefonema, para avivar la llama y la
flama.
Tercero, porque fueron
leales y fieles a su pareja en turno, pero aquel cariño nacido en el salón de
clases a los 7 años de edad sobrevivió los estragos del tiempo y el espacio.
Cuarto, porque ellos
derrotaron los estragos familiares, pero fueron incapaces de vencer a la
naturaleza con su pandemia, un desastre epidemiológico sin final por ahora, los
días y las noches más sombríos en todas partes del mundo.
Escenarios
•Dicha
senil
•Cafecito
con amigos
•Vivir
de la nostalgia
Luis
Velázquez/Y Parte VI
UNO.
Dicha senil
Hay unos viejitos que
alcanzan la dicha en el café en una mesa que, pareciera, alquilaron o compraron
para el resto de sus vidas y sus horas transcurren sin prisa ni sobresaltos en
la nostalgia de los años idos.
Nadie dudaría que son
jubilados. Y viven, sin premuras, pues se dan el lujo de tomar café, canillita
a veces, incluso, con natitas, todos los días.
DOS.
La mesa de los médicos
Enfrente de ellos hay
en el café otra mesita singular. Todos, unos diez, son médicos. Unos,
pareciera, jubilados. Otros, atendiendo al consultorio pues a veces llegan
tarde. Incluso, con bata.
Entre ellos, hay un
par de doctoras. Todos de edades superiores a los sesenta años. Parecieran
condiscípulos en la facultad de Medicina que han sobrevivido al tiempo.
Y todos los días se
miran como si tuvieran semanas sin cruzar palabra, con el mismo gusto
estudiantil de entonces.
Y durante la hora,
hora y media que dura el café platican de un tema y otro con la misma pasión de
los años idos.
TRES.
“La mesa que más aplauda”
Cada quien su mesa y
su lechero, hacia el centro del café está la mesa de los ingenieros. El único
lenguaje que hablan de principio al final del café lechero es el de la
industria de la construcción.
Según versiones, unos
a otros se apoyan. Y por eso mismo, hasta se subcontratan. Y dan trabajo a sus
albañiles y maestros.
Unas veces,
convierten la mesa del café en la mesa del ingeniero para revisar un plano y
enmendar errores si los existieran.
CUATRO.
Cafetómano solitario
En el centro del café
hay una mesa donde siempre suele sentarse un hombre solitario. Es bajito de
estatura y gordito. Usa lentes para leer un libro que lo acompaña. Muchas
veces, la lectura le ocupa tanto que el café se va enfriando.
Nunca mira alrededor.
En ningún momento se distrae en la lectura de su libro, por lo general,
novelas. La última que leía se llama “Por quién doblan las campanas” de Ernest
Hemingway.
El capitán de meseros
dice que suele llegar 3 tardes a la semana a la misma hora. De 5 a 6. Una hora
después, se marcha, sin voltear a los lados.
CINCO.
“Los grandes hombres siempre andan solos”
Un economista del INEGI
diría que el 80 por ciento de clientes en un café son adultos mayores. Los
hombres dominan el escenario. Y por lo general, siempre acompañados, pues la
mayoría necesita una compañía para ser y estar.
“Los grandes hombres,
decía, parece, José Vasconcelos Calderón, Ministro de Educación con Álvaro
Obregón, siempre andan solos”.
SEIS.
Y Hemingway entristeció…
Una tarde lluviosa en
París, Hemingway tomaba un lechero en un café frente al río Sena. Solía ocupar
la misma mesa siempre solo para leer el periódico y leer un libro y escribir.
Aquella tarde entró
una chica de unos veinte años, alta, casi casi de su estatura, bella y hermosa,
que detuvo la respiración a los meseros y los clientes porque su porte era
altivo y gallardo, soberana en sus atributos físicos.
Hemingway dejó de
escribir y con el lápiz en la mano quedó expectante, admirándola, esperando
quizá que ella volteara.
La chica también tomó
el café sola, sin ninguna compañía.
Media hora después de
arrobamiento, la chica pagó la cuenta y se fue sin mirar a Hemingway y el
famoso escritor se llenó de tristeza. Ya era famoso y era viejo, pero había
dejado de llamar la atención de las mujeres.
Expediente
2020
¡Vaya
4T!
Luis
Velázquez
03
de octubre de 2020
Las tribus políticas
de MORENA, soldados de la patria, siervos de la nación, son así, y por ejemplo:
Durante muchos meses,
el diputado local, Magdaleno Rosales Torres, tronó en contra de casi la mitad
del gabinete del góber bendecido de López Obrador.
En la cancha pública
expuso el tendedero del nepotismo, el tráfico de influencias y el conflicto de
intereses.
Y la compra por
dedazo de patrullas, ambulancias y medicinas.
Incluso, audaz y
temerario, sin tener, todo indica, pruebas y documentos en la mano, se lanzó
contra el secretario General de Gobierno asegurando que con recursos públicos
de Veracruz había comprado bienes en Baja California, su tierra adoptiva.
También agarró al
góber “a tiro por viaje”.
Y hasta solicitó la
renuncia de uno que otro secretario del gabinete legal por incompetencia,
ineficacia e ineficiencia.
Un día, sin embargo,
le dieron un carguito partidista en MORENA y bajó un poquito el bombardeo
nuclear.
Pero pasado un
ratito, de nuevo se puso los guantes en contra del equipo político y/o parte
del gabinete del góber.
Quiso Magdaleno
Rosales proyectarse como el político ideal y soñado de la purificación moral y
la honestidad valiente en la 4T.
Atrás, sin embargo,
había quedado el tiempo de su campaña electoral cuando trepaba a los autobuses
de pasajeros en su pueblo y región para hacer campaña, casi casi como “El
chucho el roto” de la política jarocha, guinda, marrón y morada.
Ahora, se ignora si
desde alguna zona oscura del poder le jalaron la cobija.
Y quedó exhibido.
Uno de sus hijos fue
dado de alta en la nómina de la LXV Legislatura como asesor con un salario de
quince mil pesos mensuales (Notiver, 22 de septiembre, 20) y que, bueno, y como
dijera López Obrador de su hermano Pío López Obrador, y como dijo Layín, el
alcalde de San Blas, Nayarit, “robé poquito porque poquito había”, de cualquier
manera, un salario de 15 mil pesos mensuales en el tiempo del coronavirus, la
recesión y el terrible y galopante desempleo…, mucho, muchísimo significa.
Lo escribió Pablo
Neruda en su famoso Poema XX. “Nosotros los de entonces ya no somos los
mismos”.
AMOR
DE PADRES
Tantos golpes de
pecho se asestó en el corazón el diputado Rosales Torres que, caray, terminó
igual, igualito, de a quienes criticaba.
Da pie, incluso, para
considerar que el hijo del diputado en la nómina del Congreso local sería,
quizá, apenas, apenitas, la punta del iceberg.
Más si se considera
el cargo partidista.
Más si se recuerda
que los diputados locales pueden reelegirse. O en todo caso, brincar a
diputados federales. Mínimo, a las presidencias municipales de sus pueblos.
Y es que cuando se
prueban “las mieles de la gloria” entonces se desea como una obsesión “hacha,
calabaza y miel” para un tiempo perpetuo.
Pero más allá de las
circunstancias efímeras del poder está el cariño inmenso, como buen padre, de
Maleno por su hijo y su familia, claro.
Por eso Benito Juárez
otorgó cargos públicos a su trío de yernos para felicidad de sus hijas.
Porfirio Díaz Mori
ordenó al gabinete legal y ampliado favorecer con la obra pública a su hijo
Porfirito.
Plutarco Elías Calles
nombró a un hijo gobernador de Nuevo León y a otro diputado federal y Ministro
de Estado.
José López Portillo
hablaba del “orgullo de mi nepotismo” con su hijo José Ramón.
El diputado local,
José Manuel Pozos Castro, impuso de subsecretario de Finanzas y Planeación a
uno de sus hijos.
Y el góber nombró
subsecretario de Finanzas y Planeación a su primo hermano, Eleazar Guerrero,
avalado por la primera Contralora del sexenio, Leslie Garibo.
Ojalá y la medalla
Adolfo Ruiz Cortines otorgada por el Poder Legislativo sea entregada este año
al diputado Magdaleno como “El Padre del Año”, emblema, ícono y símbolo de la
4T con su purificación moral.
¡Hosanna, hosanna!
ENSEÑANZA
BÍBLICA
La política siempre
ha sido así. Y en todo caso, reproduce la vida humana.
José María Morelos,
por ejemplo, envió a su hijo Nepomuceno Belmonte, hijo de Brígida Belmonte, su
trabajadora doméstica, a estudiar en Estados Unidos, y allá quedó asombrado con
Maximiliano de Habsburgo y se convirtiera en uno de los promotores para ungirlo
Su Alteza Serenísima en México destituyendo a Benito Juárez.
En el siglo pasado,
se afirmaba que bastaba con enviar a la universidad a un hijo para su
desarrollo personal. Luego, el mundo giró y fueron necesarios los posgrados,
maestrías y doctorados, y si eran en el extranjero, garantía para una
oportunidad laboral.
Pero después, los
posgrados fueron insuficientes y ahora el legado familiar está en amarrar para
los hijos una posición laboral, cierto, pero más, mucho más, levantar entre
todos una empresa porque basta ya que doscientas familias sean dueñas de más
del 60 por ciento de la riqueza natural y solo entre ellas se repartan las
ganancias.
Por lo pronto, el
diputado local de MORENA pudo acomodar a un hijo en el Congreso y felicidades
mil. Incluso, y ojalá se reelija para seguir favoreciéndolo.
Otros padres, sin embargo,
empujan la carreta para llegar más lejos, como por ejemplo, acomodar a un hijo
en una presidencia municipal o hasta en una curul local o federal.
En el relato bíblico,
los jefes tribales heredaban el poder total a los hijos, así tuvieran diez años
de edad. Pero más aún, era una herencia perpetua pues duraba hasta la muerte de
ellos, casi casi una empresa familiar exitosa.
Barandal
•Más
cinturones apretados
•Más
austeridad y ahorro
•Coctel
explosivo
Luis
Velázquez
03
de octubre de 2020
ESCALERAS: El segundo secretario de Hacienda y
Crédito Público ha anunciado el peor de los tiempos para el año entrante. Más
austeridad republicana y jesuita. Más cinturones apretados. Más drástica
vigilancia sobre el gasto público. Más ahorro.
Por ejemplo, lo que
desde finales del siglo pasado era práctica común en las dependencias
oficiales. El mínimo uso de la luz y del agua. Y de las fotocopiadoras.
Incluso, y debido al
coronavirus, número incalculable de burócratas seguirán trabajando desde sus casas…
para ahorrar costos al gobierno, con todo y que en las regiones tropicales
significa tener prendido los aires acondicionados, mínimo, durante las 8 horas
de la jornada laboral, un gasto enorme, extra para cada jefe de familia.
Más, mucho más
agravado ahora con los hijos convertida la casa en salón de clases.
PASAMANOS: Hay de por sí un decreto de Austeridad
Republicana. Ahora, uno adicional.
La medida llega a lo
siguiente: todas y cada una de las plazas burocráticas desocupadas, digamos,
por jubilación y/o despido, congeladas en automático.
La oportunidad
laboral que en el tiempo priista y panista significaba el gobierno como fuente
de empleo cerrada al cien por ciento… con todo y que el desempleo creciente y
galopante pudiera transfigurar en un pendiente social, cóctel explosivo,
resistencia pacífica en puerta.
CORREDORES: De los directores generales para abajo
en las dependencias federales, ninguno tendrá asesores ni choferes, ay, el
mundo burocrático anterior cuando los jefes usufructuaban titipuchal de
asesores, en muchos casos, y por desgracia, “aviadurías” para ayudar a los
amigos y compadres.
El decreto adicional
de la austeridad incluye, además, la prohibición a cualquier funcionario de
comprar mobiliario y/o de remodelar oficinas, como fue el caso, ¡vaya
excepción!, del secretario de Salud del gobierno de Veracruz… y que, bueno,
poderosas relaciones e influencias tendrá para tamaño desacato.
BALCONES: El Señor Presidente tiene en la cabeza
un par de obsesiones. Una, la austeridad. Hacer más, mucho más, con el dinero
público, como era la cantaleta en el pasado inmediato y mediato. Y dos, la
lucha sistemática en contra de la corrupción y las pillerías de los políticos
encaramados en el poder.
Y aun cuando se
registró un jab al corazón obradorista con el video de su hermano Pío López
Obrador, López Obrador sigue pa’lante, firme, pues la 4T significa el paraíso
socialista para 6 de cada diez mexicanos en la pobreza y la miseria.
El mundo utópico en
el que desde los orígenes de la humanidad sueñan las tribus políticas.
PASILLOS: Hosanna por la austeridad. Hosanna por
la cruzada política y cívica contra la deshonestidad. Hosanna por la correcta
aplicación en obra pública y en becas y subsidios para los jodidos. Hosanna,
pues.
Pero…
Pero hay una realidad
lacerante, fuera de control, agravada más por el coronavirus. Es la recesión.
Miles de empresas, industrias, fábricas, negocios, comercios y changarros, y
hasta table-dance y casas de cita, quebradas. Y por añadidura, el desempleo
galopante, fuera de control, descarrilado. Meseras pidiendo limosna en la
calle.
VENTANAS: Y aun cuando desde el lado oficial
profetizan y gritonean que la vida económica se está recuperando, puro chorizo,
fuego pirotécnico y venta burda y barata de esperanzas.
Miles de jefes de
familia desempleados, tocando puertas por todos lados y todas cerradas, sin
ninguna lucecita alumbrando el fondo del túnel.
La vida, un infierno.
El peor de los tiempos. Una pesadilla inacabable que como largo y extenso
viento huracanado podría volverse en contra de MORENA en las urnas.
Malecón
del Paseo
•Corresponsales
asesinados
•Récord
del góber machetero
•Mundo
difícil de reporteros
Luis
Velázquez/Y Parte VI
03
de octubre de 2020
EMBARCADERO: El gobierno de Veracruz está en un
tris de ganar nuevo Récord Guinness, el Oscar mexicano… Ostenta el primer lugar
nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones… Ahora, lidera el asesinato
nacional de corresponsales de medios… Al momento, un trío ejecutados… Jorge
Celestino Ruiz, en Actopan… María Elena Ferral, en Papantla… Y Julio Valdivia
Rodríguez, en Tezonapa… Corresponsales del Gráfico de Xalapa, Diario de Xalapa
y El Mundo de Córdoba… Corresponsales, la parte más frágil en los medios de
provincia…
ROMPEOLAS: En la prensa escrita, hablada y
digital, los sueldos son insultantes… Patrones ricos y trabajadores jodidos,
salvo excepciones… Y por eso mismo, el mundo duro de los corresponsales y
reporteros asesinados que necesitaban buscar ingresos para llevar el itacate a
casa… Jorge Celestino Ruiz tenía una tiendita donde, además, reparaba
celulares, y en donde lo asesinaran… Julio Valdivia vendía tamales un día y
donas al siguiente y tamales al tercer día y así de manera sucesiva…
ASTILLEROS: El sexenio de Javier Duarte cuando
iniciara la masacre de reporteros y fotógrafos en serie y en serio también
incidió en los corresponsales… Por ejemplo, el primero de aquel sexenio
fatídico, Noel López Olguín, de Hueyapan de Ocampo, era voceador, con
perifoneo, y fotógrafo de sociales y cada fin de semana andaba en eventos familiares…
Moisés Sánchez Cerezo, de Medellín, tenía una tiendita de abarrotes, un taxi y
criaba cerdos… Gregorio Jiménez de la Hoz era fotógrafo de sociales y vendía
antojitos en Las Choapas…
ESCOLLERAS: Pedro Tamayo Rosas, de Tierra Blanca,
donde fue asesinado enfrente de su casa, vendiendo hot dogs… Leobardo Vázquez
Atzin, de Tecolutla, vendía tacos… Armando Saldaña Morales, asesinado en los
límites de Veracruz con Oaxaca, a la altura de Tezonapa, vendía publicidad para
una estación de radio donde conducía noticiero informativo… Juan Mendoza
Delgado, reportero jarocho, era taxista… Esteban Rodríguez, mecánico y obrero
en Laguna Verde… Ricardo Monluí era cañero… Edwin Rivera, barman y mesero en
Acayucan… Cándido Ríos, voceador de periódico y comerciante… Y Ana Irasema
Pérez, secretaria en un periódico… Entre otros… Ellos tenían una fuente de
ingresos que les permitía contar las historias y que, acaso los habría llevado
a la tumba, pues los caciques locales y regionales, aliados con los carteles y
cartelitos y los jefes policiacos y policías suelen convertirse en “los señores
de horca y cuchillo” y ajustan cuentas con los reporteros incómodos…
PLAZOLETA: Muchos años después de tanto tiradero
de cadáveres de reporteros, fotógrafos, corresponsales y editores, un hecho
resulta indicativo… En el 99 por ciento de los casos, los asesinados son
trabajadores de la información, y salvo un caso, Raúl Gibb Quintero, director
general y dueño de “La Opinión”, de Poca Rica, nunca, ni por error, el director
general ni tampoco el dueño de un medio en la mira… En todo caso, si el oficio
periodístico se ha vuelto o es incómodo para tribus políticas o carteles y
cartelitos, los propietarios del medio son quienes deciden publicar, pues el
reportero o corresponsal entregan la información y hay una Junta de Redacción,
supervisada por los patrones, que aprueba la publicación de los textos…
PALMERAS: Con todo, son muchos los corresponsales ejecutados en Veracruz… Y al paso que se va, el gobierno del estado se está creando una nueva aureola de descrédito y desprestigio… Pero, bueno, mientras tengan la bendición presidencial pueden seguir con su política del machete y las botas creyendo que así ganan popularidad y el respeto y la admiración ciudadana…
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